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Las causas de hipoacusia, cuyo nombre común es sordera, son muchas y variadas. Además, puede aparecer a cualquier edad afectando la calidad de vida de quién la padece. ¿Por qué es importante conocer las causas de la sordera?
Una persona puede tener una predisposición genética a perder la audición o realizar acciones que la deterioran; por eso, es esencial conocer los factores de riesgo para cuidar la salud auditiva; y, cuando ya exista una pérdida auditiva, determinar los tratamientos adecuados para eliminarla o reducir su impacto en la vida cotidiana.
¿Cuáles son las causas de hipoacusia más comunes?
Entre las causas de hipoacusia más frecuentes se encuentran las siguientes:
- Envejecimiento
Se llama presbiacusia y es la pérdida progresiva de la audición por el desgaste del oído interno, ocasionado por la edad. A medida que envejecemos las células ciliadas que están en la cóclea se deterioran, reduciendo progresivamente la capacidad de oír.
- Ruidos fuertes
Esta pérdida auditiva conocida como PAIR es una lesión provocada por la larga exposición a ruidos elevados. Es una de las causas de pérdida auditiva en adultos cuyo trabajo implica situaciones ruidosas prolongadas. En otros casos, las personas con esta deficiencia auditiva son aficionadas a escuchar música a todo volumen o viven en entornos muy ruidosos.
- Ruptura del tímpano
Un golpe en el oído o en el tímpano puede causar una lesión e incapacidad para escuchar. Esta delicada membrana entre el canal auditivo y el oído medio puede romperse fácilmente. El uso de hisopos, una infección en el oído medio, un sonido violento y cercano pueden ser causas de pérdida de audición, al dañar el tímpano.
- Hipoacusia congénita
La lesión se desarrolla durante el embarazo y el bebé nace con un determinado grado de sordera. Puede deberse a factores hereditarios o enfermedades infecciosas sufridas por la madre durante el embarazo.
La herencia como causa de sordera
Ya mencionamos la hipoacusia congénita, pero es importante destacar el papel de los genes en este tipo de patología que puede ser dominante o recesiva; es decir, un bebé puede heredar una deficiencia auditiva de padres sordos o de padres que escuchan, pero son portadores de la mutación genética. Normalmente esta deficiencia hereditaria se divide en dos grupos:
- Hipoacusia sindrómica. Es causada por malformaciones en la estructura del oído externo o patologías que afectan a otros sistemas y órganos.
- Hipoacusia no sindrómica. Las malformaciones no son visibles, sino que están en los oídos interno y/o medio. Es la más común de las sorderas hereditarias, causando aproximadamente el 70% de los casos.
¿Cómo se tratan? Cada caso requiere un tratamiento personalizado que va a depender de la causa diagnosticada y de la gravedad de la deficiencia. Sin embargo, es común el uso de audífonos, la colocación de implantes cocleares, limpieza profunda del canal auditivo y, en casos extremos, intervención quirúrgica.
El uso de medicamentos ototóxicos
Entre las causas de la pérdida de audición están los medicamentos potencialmente dañinos para el oído, cuando se usan por largo tiempo y en dosis elevadas. En muchos casos hay una pérdida temporal, pero existen situaciones en las que el deterioro es permanente. Estas sustancias pueden provocar:
- Tinnitus o zumbidos en los oídos
- Vestíbulotoxicidad, que afecta el equilibrio
- Daños en la cóclea y en las células ciliadas
Entre las medicinas que pueden causar sordera permanente se los antibióticos aminoglucósidos, los citostáticos y los bloqueadores beta, entre otros. Algunas de las que producen daño temporal son la aspirina (en dosis muy elevadas) y los medicamentos contra la malaria, como la quinina y la cloroquina.
Diabetes e hipotiroidismo
Tanto la diabetes como el hipotiroidismo son condiciones que se asocian frecuentemente a la pérdida de audición. La sordera en el paciente diabético suele ser progresiva, hasta su pérdida total; además, casi siempre es bilateral. Se piensa que los altos niveles de azúcar en la sangre dañan los nervios del oído.
En cuanto al hipotiroidismo, está asociado con la aparición de la hipoacusia metabólica. Para que el oído traduzca las señales eléctricas requiere energía; si la tiroides no produce suficiente energía no se traducen los estímulos sónicos que deben ser captados por el oído y enviados al cerebro.
La sordera, ¿camino sin retorno?
No necesariamente. Independientemente de la causa y gravedad de la hipoacusia, el paciente siempre debe ser atendido y diagnosticado por un especialista, a quien corresponde indicar el tratamiento.
La hipoacusia es un problema que tiene un impacto decisivo en la calidad de vida del paciente y en su desempeño cotidiano. Por eso, debe someterse a estudios para determinar si se trata de una condición permanente o temporal; si requiere algún tipo de audífonos, implantes o cirugía. Lo importante, en todo caso, es identificar el tratamiento ideal que se ajuste a sus necesidades.
