QUELOIDES

Los queloides, esas marcas en la piel que se asemejan a cicatrices pero con dimensiones ampliadas, representan un desafío estético y médico para muchos. En particular, cuando se manifiestan en las orejas, después de un piercing o la colocación de pendientes, su impacto puede ser significativo.

Estas lesiones fibrosas, surgidas de una respuesta anómala del proceso de curación de la piel, se caracterizan por un crecimiento excesivo que supera los límites de la cicatriz original y no retrocede con el tiempo.

El aspecto de los queloides en las orejas es fácilmente identificable: una hinchazón excesiva del lóbulo, sin pelos y brillante. Aunque no son dolorosos ni provocan pérdida auditiva, su presencia puede generar inseguridades personales y sociales, conduciendo a quienes los sufren al aislamiento.

Las causas de los queloides en las orejas pueden variar, desde una inflamación prolongada hasta infecciones o la presencia crónica de inflamación debido a piercings. El desarrollo de queloides en piercings es común, y aunque su origen exacto no está claro, algunos investigadores sugieren una reacción inflamatoria a los materiales de los pendientes.

Cualquier persona puede desarrollar queloides, pero ciertos grupos parecen estar más predispuestos, como las mujeres y aquellos de origen hispánico, africano o asiático. Estadísticamente, son más comunes entre los 10 y los 30 años.

Es importante destacar que los queloides nunca deben ser manipulados como granos, ya que esto puede empeorar su evolución.

Si se desarrolla uno alrededor de un piercing, es aconsejable consultar a un médico para determinar el mejor curso de acción.