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Cómo identificarla, cuáles son sus síntomas y qué hacer.
Uno de los desafíos más importantes para los padres primerizos es entender qué le sucede a su bebé cuando llora y uno de los casos más comunes es el dolor por otitis. La otitis es la inflamación del oído causada por una infección, y eso duele.
Pero primero tenemos que conocer los tipos de otitis que puede sufrir nuestro recién nacido
Por un lado tenemos a la otitis media aguda (OMA): Se trata de una otitis infecciosa, generalmente de origen bacteriano, que afecta bien al oído medio o al oído externo. En este último caso suele asociarse a las piscinas y al mar en verano. Es una de las infecciones más frecuentes en la edad pediátrica afectando sobre todo a los niños menores de 3 años, con un pico entre los 6 y los 18 meses.
Por otro lado, la otitis serosa con efusión (OSM): En este caso, se advierte la presencia de moco en el oído medio sin signos infecciosos. Generalmente, se da como consecuencia de la disfunción de la trompa de Eustaquio que comunica el oído y la nariz, muy habitual en niños pequeños.
Para saber si nuestro bebé está sufriendo de algún tipo de otitis tenemos que prestar atención a los indicadores como fiebre, irritabilidad, constante mano a la oreja y hasta la supuración de un líquido amarillo por el conducto auditivo, algo muy común en la OMA (Si existe la supuración debemos asegurarnos de que no entre agua en el oído)
También puede pasar que el conducto esté obstruido por mucosidad y en ese caso se debe acudir a un profesional para la remoción de la sustancia.
Ahora, ¿esto es común en los bebés? Pues sí lo es, según la OMS al menos el 60% de los niños hasta los 2 años de edad han sufrido algún tipo de otitis, esto es así dado a la forma del oído hasta su posterior desarrollo combinado con un sistema inmunológico también en crecimiento. Esta combinación nos obliga a tener especial cuidado con casi todas las enfermedades o problemas infecciosos a esas edades.
¿Y qué debemos hacer ante la sospecha de una otitis?
Seguramente vayas a encontrar muchas notas de Blog con recomendaciones, pero esta no es una de ellas y por favor NO hagáis nada de lo que leas, ve directamente al médico.
Si bien las otitis son comunes y suelen resolverse al cabo de unos días sin necesidad de suministrar antibióticos, debes acudir a un médico de inmediato.
¿Hay alguna manera de prevenir la otitis en nuestros bebés?
Según los expertos no hay una forma de prevenir estas infecciones pero sin lugar a dudas existen medidas que podemos tomar para minimizar las chances de que sucedan:
- Limpieza adecuada: Mantén las orejas del bebé limpias y secas. Limpia suavemente alrededor de las orejas durante el baño, evitando introducir hisopos u objetos similares en el canal auditivo.
- Evitar la exposición al humo de tabaco: El humo del tabaco puede aumentar el riesgo de infecciones de oído en los bebés. Trata de mantener al bebé alejado del humo de cigarrillos y de áreas donde se fume.
- Promover la lactancia materna: La leche materna puede ayudar a fortalecer el sistema inmunológico del bebé, lo que puede ayudar a prevenir infecciones, incluidas las otitis.
- Posición durante la alimentación: Si estás alimentando a tu bebé con biberón, asegúrate de que esté en una posición semisentada para reducir la posibilidad de que el líquido entre en el conducto auditivo.
- Evitar la exposición prolongada al agua: Cuando bañes al bebé, ten cuidado de no dejar que el agua entre en sus oídos, ya que el agua atrapada en el canal auditivo puede aumentar el riesgo de infecciones.
- Vacunas: Mantén al día las vacunas del bebé. Algunas vacunas, como la vacuna contra el neumococo y la vacuna contra la gripe, pueden ayudar a prevenir infecciones que podrían llevar a una otitis.
- Evitar la exposición a enfermedades contagiosas: Intenta mantener al bebé alejado de personas enfermas para reducir el riesgo de contraer infecciones virales o bacterianas que puedan conducir a una otitis.
La salud del niño es lo más importante en la vida de los padres y manteniendo estos ítems cubiertos podemos ayudar a prevenir una posible infección y un mal momento para la familia.
